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Pioneras en vestir la túnica

Publicado en Diario de Sevilla por D. Juan Parejo.
25 años de hermanas nazarenas. En 1985, cinco hermanas de los Javieres efectuaron la Estación de Penitencia por primera vez, a modo de prueba. Sólo lo sabía la Junta de Gobierno y el Arzobispo.

Con el beneplácito de la autoridad eclesiástica y a modo de prueba. Cinco hermanas de los Javieres efectuaron la estación de penitencia en el año 1985. Fue a propuesta de un hermano varón. Sólo lo sabía la junta de gobierno, que presidía José García, y el cardenal Amigo. Sus nombres: Maruja Vilches, Mari Carmen Pérez, Remedios Márquez, Nieves León y Nieves García. En 2010, se cumplen 25 años de aquel logro, aunque no fue hasta el año 1986 cuando esta hermandad del Martes Santo aprobó oficialmente la igualdad entre sus hermanos. Ellas abrieron el camino para que el resto de hermandades fueran permitiendo, poco a poco, la participación de las féminas en la salida penitencial.
Las cinco salieron acompañando a la bandera concepcionista, en el cortejo de la Virgen, y coinciden en definir la experiencia como "emocionante". Realizaron la estación de penitencia con un recogimiento especial, con seriedad y cumpliendo escrupulosamente las normas, como cualquier otro hermano. En la calle Álvarez Quintero, ya de recogida, vivieron uno de los momentos más impresionantes del recorrido, como recuerda Maruja Vilches: "Allí nos estaba esperando el cardenal. Él sabía dónde íbamos. Nos miró y no nos dijo nada. La emoción que sentimos fue indescriptible".
Mari Carmen Pérez no se olvida de la seriedad y el buen comportamiento que tuvieron en aquella primera salida: "Recuerdo que pasé por el lado de mi hijo y ni siquiera le dije nada. No queríamos ni movernos".
La decisión de hacer partícipes a las mujeres en la estación de penitencia fue algo natural en los Javieres, reconoce Mari Carmen Pérez: "Participábamos muchos en la vida de la hermandad. Estábamos muy integradas y teníamos mucha ilusión por vivir esos momentos. Cuando se nos planteó dije que sí sin pensármelo. Fue fenomenal ir bajo el antifaz rezando, una experiencia muy espiritual".
Nieves García decidió salir para acompañar a su madre y recuerda las instrucciones que le dieron desde la junta de gobierno: "No podíamos decir nada a nadie. Sólo lo sabía mi novio, pero ni mis amigas, ni nadie más".
La hija de Maruja Vilches, Remedios Márquez, contaba con 20 años cuando salió: "Al principio pensaba que no sería capaz de hacer el recorrido completo, pero luego me alegré mucho cuando entramos". Esta mujer sólo se volvió a enfundar la túnica tres veces más: "Sinceramente, yo no me veía de nazarena, nunca me llamó la atención".
Al año siguiente se hizo pública la salida de las mujeres en la hermandad, decisión que ocasionó un gran revuelo en la ciudad. Se había roto una nueva barrera. Ese año 1986 resultó algo más incómodo para estas nazarenas. "Nos sentíamos vigiladas. Todo el mundo se fijaba en si aquel nazareno era un hombre o una mujer, aunque entre nuestros hermanos no tuvimos ningún tipo de rechazo", asevera Maruja Vilches. Su hija lo corrobora y agrega: "Fue horrible, todo el mundo nos miraba. Resultó un poco humillante para mí. Estaban más pendiente de nosotras que de las imágenes".
Desde entonces, estas mujeres han venido saliendo de nazarenas durante muchos años, hasta que las fuerzas se lo han permitido. "Los Martes Santos siempre me ponía nerviosa desde por la mañana. Me ha sucedido hasta el último año en que salí", explica Mari Carmen Pérez. Tanto Maruja como Mari Carmen, fueron saliendo en diferentes puestos, hasta retirarse en la manigueta del paso del Señor.
Estas mujeres ven como una contradicción que las primeras cofradías en incorporar a las nazarenas fueran "de negro", "y no lo hicieron por falta de hermanos ni nazarenos, sino porque en estas hermandades hemos estado siempre muy integradas", aclara Maruja. "Las mujeres siempre hemos tenido que demostrar muchas más cosas que los hombres", lamenta Mari Carmen.
De aquellas cinco pioneras, se pasó al año siguiente a formar un tramo de 16, cifra que se fue incrementando Semana Santa tras Semana Santa, hasta alcanzar su punto máximo, en esta cofradía, en el año 2003, cuando el 56 % de los nazarenos fueron mujeres. Desde ese año ha ido decreciendo la participación, que el año pasado fue del 34 %, unas cifras inimaginables en el año 1985.